KHUYAY HUJ.

Olor a verde.


Me acaricia el pelo. Al toque me agarra una cosquillita en la parte baja de la cintura. Sonrío sin darme cuenta, con los ojos cerrados y el sol haciendo su danza ancestral en mis pestañas. En eso se levanta un vientito, que sin que se lo pida me trae un olor a pinos y eucaliptos que me deja bien boluda (es que amo el olor a verde). Su cuerpo calentito me rodea y me contiene, como las líneas limítrofes de los mapas políticos; como Salta a Jujuy. Me gusta esa imagen: territorios vecinos que se llevan bien,que están pegaditos, que comparten tierra, agua y cielo, pero que no dejan de ser independientes entre sí, con sus respectivos gobiernos, gentes e intereses. ¿Y si entraran en conflicto? Qué cagada che… Y comidas típicas. Sus respectivas comidas típicas.

- Podría estar así por siempre- me dice.
- Sí, yo también.

Nos acomodamos nuevamente en el silencio (¿o nos silenciamos rodeados de comodidad?). Contemplamos el atardecer y a su vez somos parte de él. Masajeo el pasto con mis pies descalzos y me hundo un poco más en ese calor que me envuelve la espalda. Me abraza un poco más fuerte y me da un beso en la mejilla. Realmente se está bien así.

Ciento treinta y siete. Hasta ahí llegué contándole las pecas y me aburrí (o me dio un beso y me olvidé, no sé). Lo único que sé, es que tiene todas las que yo no tengo, o todas las del mundo entero juntas. Y me encantan. Es como que no puedo dejar de mirarlas, contarlas y besarlas. Es como un plato lleno de oreos cuando salís de la pile para ver Chiquititas; imposible no devorarlas. O cuando te dan esos dibujos que se forman a partir de la unión de muchos puntos; imposible no unirlas para ver qué mierda se forma.  O cuando estás rodeadx de arena seca; imposible no dejarla que se escape entre los dedos.

No sé si es amor. ¿Qué es el amor? ¿Cómo podemos los 7350 millones que poblamos el planeta Tierra sentir lo mismo cuando amamos? En una de esas, a mí me gusta entablar relaciones diplomáticas con mis compañerxs limítrofes y que esté todo bien, y a otrxs les gusta jugar a la guerra fría. Capaz a mi me cabe Latinoamérica y otrx prefiere Noruega, qué se yo. De repente, a mi me hace feliz que, después de un ratito en mi mano, la arena pueda resbalarse por los dedos y tomar un respiro con el viento. Otrxs necesitan tener la arena húmeda y bien compacta adentro del balde, cosa que no se desarme ningún castillo. Viste, eso de ponerle nombre... Si yo sé que estoy bien así. Libre, con el corazón aullando.

- ¿Vamos yendo?
- Un ratito más.


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