KUTIRICHIY ISKAY.
"ANALISTAS PELUDOS
Volver al sillón del patio, como si se tratara de un diván,
y como si ellos, los compañeros peludos, fueran mis psicólogos
fieles y eternos.
Comienza la sesión y, en un principio, reina el silencio. Un silencio completo,
pero no de abandono ni desinterés, es más, un lamido
comprensivo parece decir “largalo, que sino te quema por dentro”.
Primero, respetan esas cristalinas gotas de angustia que brotan
desde el cráter abierto en lo más profundo del pecho, y luego,
entendiendo que ya estoy dispuesto a hablar, se acuesta ella, abajo,
y él se sienta, con esa mirada llena de amor bruto, histérico e incondicional,
y me mira.
Brota de mi una verborragia incontrolada e incomprensible, que,
sin embargo, no parece ser para ellos una limitante.
Me escuchan con algún que otro movimiento lateral de cabeza
y más lamidos comprensivos cada tanto. Lamidos que erizan la piel,
y que transmiten tanto.
La sesión termina y, liberado, me levanto del diván,
les hago unos mimos entre las orejas, a modo de (nunca suficiente)
pago afectuoso, y me alejo, sintiéndome, extrañamente, un poco mejor."
y como si ellos, los compañeros peludos, fueran mis psicólogos
fieles y eternos.
Comienza la sesión y, en un principio, reina el silencio. Un silencio completo,
pero no de abandono ni desinterés, es más, un lamido
comprensivo parece decir “largalo, que sino te quema por dentro”.
Primero, respetan esas cristalinas gotas de angustia que brotan
desde el cráter abierto en lo más profundo del pecho, y luego,
entendiendo que ya estoy dispuesto a hablar, se acuesta ella, abajo,
y él se sienta, con esa mirada llena de amor bruto, histérico e incondicional,
y me mira.
Brota de mi una verborragia incontrolada e incomprensible, que,
sin embargo, no parece ser para ellos una limitante.
Me escuchan con algún que otro movimiento lateral de cabeza
y más lamidos comprensivos cada tanto. Lamidos que erizan la piel,
y que transmiten tanto.
La sesión termina y, liberado, me levanto del diván,
les hago unos mimos entre las orejas, a modo de (nunca suficiente)
pago afectuoso, y me alejo, sintiéndome, extrañamente, un poco mejor."
Te leo, te veo y siento que estás sufriendo. Quizás es delirio mío, pero me duele, me acongoja. Lamento la mala praxis del tiempo, que no permite estar cerca cuando más se necesita, que parece no dar lugar al abrazo, ni físico ni escrito, sin confundir, sin atosigar. Espero, deseo y quiero creer que a pesar de esta brecha emocional de desconcierto, te llega este cariño espiritual, este acercamiento de hombro para que puedan brotar las lágrimas y se desarmen las penas, aunque sea un poco; para que encuentres, en el calor de un abrazo de osezno a la distancia, energías y fuerzas para convivir con esa tristeza que aqueja el alma; para que ayude a encontrar, aunque no parezca posible, una relación simbiótica con ese vacío del pecho, con esa angustia resquebrajante.
ResponderBorrarSam
Sam L'Curca, ese abrazo de osezno y la calidez de tus palabras llegaron. Gracias!
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